miércoles, 4 de marzo de 2009

Minificción-Márgenes

Márgenes

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Me crié en el centro del mundo, o al menos eso creí, mi vida siempre fue de tal comodidad, que nunca vi necesario salir de mi zona, y conformidad ignorante poseí, porque todo lo que tenía, me impidió querer o mejor dicho tener la necesidad de buscar algo más allá de la zona en la que hice mi vida.

Que arrepentimiento tengo cuando pienso en que perdí 21 años, creyendo que donde realizaba mi vida cotidiana se podía considerar como el centro del universo, donde todo lo que se alejaba a ello perdía sentido, y era insulso y soso como la comida de los hospitales.

Razón tenía mi mejor amigo Alfredo, cuando decía que “Cuando el sabio señala a la Luna, el tonto mira al dedo”, aunque he de reconocer, que él no escribió eso, quizás lo leería en un sobre de azúcar de cualquier cafetería, pero el caso es que sí, que tenía razón, y he aquí el tonto, yo.

Un día por casualidades de la vida, me quedé dormido en el Bus, y acabe en la última parada de mi ciudad, sin posibilidad de volver a casa, a no ser que fuera andando, puesto que la hora del Bus había terminado ya. Situado a las afueras de mi ciudad, “al margen de la civilización” como yo pensaba, se planteaba ante mi toda una aventura, me sentía como una gacela a punto de ser devorada por cualquier león, y sentía que todo a unos kilómetros de mi casa, era tan, tan diferente que no tenía sentido que existiera tal complejidad.

Como buen ignorante que era, todo lo ajeno a mí, era despreciable, así que comencé a preguntar a viandantes que encontraba por aquellos “márgenes” de la civilización, como se llegaba a la calle donde habitaba. Cuál fue mi sorpresa que al ir avanzando por aquellas calles simples, reales, y dotadas de peculiaridades que nunca jamás pensé que pudiesen existir, fui cayendo en el embrujo de lo desconocido, de lo nuevo, y sin darme cuenta, quedé atrapado en sus calles queriendo probar el elixir de tan jugoso y dulce pero amargo caramelo.

Después de aquel día mi vida cambió, seguí huyendo de mi zona, la cual consideraba ahora aburrida e insípida, para visitar lugares impensados por mi hace unos días, emprendiendo siempre que podía viajes inimaginables a lo desconocido, e intentando vivir al margen de lo que fue mi realidad.

1 comentario:

  1. Hola Alberto!!

    He llegado aquí de casualidad y me alegro por ello. Me ha gustado mucho lo que escribes así que volveré.

    A mi también me encanta conocer lugares nuevos y seguir aprendiendo ;)

    Besos!
    Eva.

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