martes, 31 de marzo de 2009

¿Cómo localizarte Señora Felicidad?




Era navidad y la mesa que siempre había estado ocupada, ahora estaba vacía. En un accidente de avión, Juan Diego de 52 años, había perdido a su mujer y a su única hija. Era todo cuanto tenía, su única familia, sus padres ya habían muerto unos años atrás, y solo le quedaba un familiar lejano con quien no mantenía contacto alguno.

Juan Diego había nacido en Argentina y cuando tenía 44 años se vino a vivir a España, concretamente a Santa Cruz de Tenerife. Vino con su mujer y su hija motivados por la búsqueda de una vida mejor en la capital tinerfeña. Había tenido que huir de su vida en su ciudad natal, Buenos Aires, la fuerte crisis que había asolado al país le había arrebatado todo por cuanto había luchado, su trabajo, su coche, sus dos fincas…., en definitiva, todo. La maldita crisis le había dejado sin nada, y para colmo tuvo que huir a un país, el cual realizó mucho daño a la tierra de la carne gaucha.

Durante su vida, tuvo la mala suerte o quizás buena suerte de vivir sucesos nefastos en su país, y digo buena suerte, porque gracias a todo lo malo consiguió descubrir el sentido de la vida, el por qué merecía la pena vivir, aprendió de lo malo, de lo nimio, consiguió así limar tales asperezas hasta que un día de repente sin nada, pero con su mujer y su hija se dio cuenta de que era feliz.

Desde pequeño tuvo el sueño de poseer, de poseer y de poseer, solo soñaba con ser rico, popular, tener todo cuanto quería, porque creía que así lo necesitaba, pero solo perdiéndolo, se dio cuenta que todo cuanto quería y necesitaba, era a su propia familia, la que había ido forjando con el paso del ciclo biológico y del tiempo, a su mujer y su hija.

Ahora sin embargo, ya sí que lo había perdido todo, la carne que tenia puesta en el plato la noche de Nochebuena no sabía igual, la casa se había convertido en lúgubre y fría, y el vino sacado de las mejores uvas de rioja, parecía haber sido sacado de la parra de la propia muerte.

Cada día desde el accidente cuando se levantaba, se pellizcaba los brazos pidiendo a gritos despertar de aquella pesadilla, sin embargo, sabría que nunca despertaría. Desde que ocurrió la tragedia entró en una espiral paranoica empujado por la soledad que le acaecía. Tal fue la magnitud de esa sensación de sinrazón y soledad, que sin darse cuenta, o sin querer darse cuenta, se fue aislando en su propio mundo, en su mundo ficticio donde los demás eran reyes y él, súbdito.

Un día, ya no aguantó más, estaba cansado de mirar por la ventana y ver a la gente feliz, verlas reír y seguir sus vidas, no podía entender que su vida fuera tan insignificante ante ellos, y el hecho de pensar que su huida del mundo terrenal en el que vivía supondría tan poco para la humanidad, le hacía despreciarlos, es más los odiaba, y no solo eso, tal hecho de sentirse tan insignificante le invitaba aun más a coger el tren con destino a la muerte y terminar de una vez por todas con la soledad, angustia y las míseras ganas de vivir que aún le quedaban.

Su mujer e hijas le habían dejado de herencia vivir las vidas que ellas habían perdido en el avión, pero él no había aceptado la herencia, se auto castigaba sin un por qué, incluso se auto culpaba de sus muerte, pensando equivocadamente que no tendría que haber invitado a que su mujer viajara con su pequeña. Se culpaba de todo, de no haber hecho el amor con ella una última vez, de no haberla acariciado hasta dejar desgastadas sus yemas, de no haber sido paciente algunas veces con su pequeña de 10 años, y se culpaba de muchas más situaciones que él seguía recordando día a día, y que suponían martilleos en su ahora frágil corazón.

Aquella noche ya no aguantaba más, cada día que pasaba sentía como su cabeza la iba perdiendo poco a poco, se miraba al espejo, y lo primero que pensaba es que era un cobarde, que estaba viviendo una vida que no quería, pero que sin embargo no podía arrebatársela, hasta aquel 25 de diciembre.

Sentado frente al televisor en aquella mesa tan amplia, gastó su dinero en el mejor vino que había podido comprar. Cuando llevaba más de media botella, y se notaba embriagado por el alcohol, entró en una pena muy profunda, la cual estaba pidiendo desde hace tiempo para lograr el cometido que tenía entre manos. Empezó a llorar durante minutos, sabía que era el final, lo deseaba. Siempre había tenido miedo a la muerte, y aunque hubiera tenido motivos para hacerle frente, sabía que no podía con ella, que el miedo a ella era superior a él, sin embargo, ese día saco fuerzas de flaqueza, ni siquiera él sabía de donde las sacaba, pensó que sería del vino que le había dado poderes mágicos o algo, así que abrió el cianuro que se había agenciado ilegalmente, y lo vertió en la media copa que aún le quedaba.

Estaba preparado a beber, poseía la copa en la mano pero seguía sin atreverse, aunque el vino le hubiera dado una fuerza que él no creía reconocer, seguía sin poder. El odio hacia la vida, hacia la continuidad de esta y el mero hecho de ver las fotos de todo cuanto le había sido arrebatado fueron principales culpables para que retomara la decisión de beber con más ganas que nunca, fue su empujón definitivo hacia el fin.

Decidió entonces beber, bebió todo el contenido amargo y los efectos no se hicieron esperar demasiado, 35 minutos después de convulsiones, quemazón interna y ahogo, su temperatura corporal comenzó a descender, sus labios gruesos, tez y extremidades empezaron a adquirir un color púrpura, mientras, de una forma inesperada para él, en tanto que todo esto ocurría, empezó a sentirse feliz, había recobrado de repente aquello que dejó de sentir cuando su mujer e hija fallecieron. Se había quitado de encima una culpabilidad ridícula, pero que le pesaba como sacos de hormigón, y le surgió un pensamiento mientras se asfixiaba que no paraba de repetirse para su ser, ”soy feliz, ahora Sí”. Este pensamiento se lo repitió hasta que por fin su corazón paró y su sufrimiento físico terminó, pero internamente para él, fue uno de los mejores placeres que experimentó, recobró la felicidad en el momento que lo necesitó, y se fue del mundo de una forma cobarde, pero feliz, saboreando y tomando por dulce a su amarga muerte. Murió con la sonrisa en la boca, feliz....

miércoles, 25 de marzo de 2009

La Historia de "Álvaro el Grande".



Era jueves 11 de mayo de 2000 en Benidorm, pegaba fuerte el Lorenzo. A las 12 de la mañana se levantaba el protagonista de nuestra historia, Álvaro, nuestro “pequeño” de 16 años. Cuando se levantó, lo primero que hizo fue mirar la hora que era, y se dio cuenta que se había quedado dormido y no había podido asistir al examen que en esos momentos estaban realizando sus compañeros de clase. Obviamente, lo primero que hizo fue cagarse en todos sus familiares inclusive el abuelo de su bisabuelo, aunque en realidad el mosqueo que tenía era con el móvil que supuestamente no había sonado.

Se levantó y busco el móvil, para ver por qué leches en este no había sonado la alarma, y lo que se encontró al buscarlo, fue un móvil desguazado en el suelo. El no entendía nada, así que lo primero que pensó fue que había sido su hermano pequeño, y empezó a preparar mentalmente la “bulla” que luego le echaría al mimado de la casa. Lo que él no sabía, es que había sido él, que tras escuchar la primera alarma lo había lanzado a la pared con fuerza, provocando así tal efecto devastador en el móvil.

Con más mala cara que Marujita Diaz sin maquillar, bueno, y maquillada también, se dispuso a asearse y desayunar. Los hechos fueron así:

- Lo primero que hizo fue ir a mear y echar esa meada larga sin fin.

- Lo segundo, decir nuevamente “¡Me cago en mis m……..!”

- Lo tercero, ducharse, y como era muy flojo, se duchó sentado en un taburete.

- Lo cuarto, ponerse las lentillas. He de hacer un inciso en este hecho y es el de comunicar que el joven Álvaro, llevaba lentillas, porque debido a su baja estatura, cuando utilizaba gafas, éstas se le empañaban con el sudor de los pies.

- Lo quinto, vestirse.

- Lo sexto, desayunar un trozo de pizza frio que había sobrado de la noche anterior.

- Y por último, se lavó los dientes. También recalcar aquí, que le gustaba lavarse los dientes con fuerza, porque le sangraban las encías y le resultaba cómico mirarse al espejo con la boca sangrando, mientras decía algo así como “¡Soy Edward Collen, soy Edward Collen!

Después de estas gilipolleces aquí descritas y realizadas por el susodicho muchacho con menos estatura que Galindo, se dispuso a coger su vehículo de transporte para ir al médico de urgencia. Su vehículo era un patinete de batería de esos que regalaron a “puñaos” hace 3 o 4 años, y ahí iba él, conduciendo, desafiando a la gravedad y a Valentino Rossi a 10 km/h con los pies colgando, porque no le llegaban ni al suelo.

Cuando llegó al médico de urgencia, se encontró lo que uno se encuentra siempre que va: a la anciana, o en su defecto, anciano, que parece que vive allí, y no es que esté malo, es que es más divertido ver los males de la gente que ver los documentales de la 2. También se encontraba allí al típico jovenzuelo de 15 años muy enfermo y más blanco que el culo de una monja, acompañado de su madre que solo sabía decir “¡Ay este niño, ay, si es que ha cogido frió!, o ¡es que come muy mal!”. Inmediatamente cuando una madre decía esto, aparecía el “medico infiltrado” para decir que eso era la gripe, aunque en realidad lo que todos los allí presentes pensaban era: “Señora que es gordo, que lo que tiene es un empacho”. Pero ya sabéis que no solo te encuentras estos sujetos en urgencias, también hay otros que merece la pena mencionar, como el bebé con su o sus progenitores súper preocupadísimos, el hipocondríaco, la maruja de turno, y el que me hace más gracia, el quejica. El quejica es aquel sujeto que siempre está en todos los médicos del universo y de cualquier galaxia exista o esté por existir, cuya función es quejarse, y como supongo que lo hace porque es gratis, pues este lo hace y de lo lindo, se queja sobre que lleva horas esperando, aunque lleve 5 minutos, se queja del mal funcionamiento de la clínica, y también se queja del mal servicio que le ofrecen con la típica frase: “¡Aquí se entra con un dolor de cabeza, y sales escayolao!”, y digo yo, “¡¿po pa que coño va shurra?!”. Resumiendo, que en las clínicas se encuentran estos sujetos, pero hay más, o en su defecto, derivaciones de estos, pero no son tan asiduos como los descritos.

Retomando la historia sobre “Álvaro el Grande” como lo llamaban sus amigos de cariño, el joven esperó allí sentado durante 45 minutos hasta que lo atendieron. Cuando entró, el médico volvió a decir: “¡siguiente!”, porque seguía sin ver al joven, así que éste se subió al asiento, para que así pudiera verlo. El “primo” del enano de “Jackass” le dijo al médico que se encontraba mal, que le dolía la garganta y que no había podido asistir a clase, y que le dijera que qué le pasaba y si le podía dar un justificante. El médico accedió sin regañadientes, le dijo que tenía una inflamación en la garganta, por decirle algo, y también le dijo que se tomara un “Efenergá”, como dice la gente en vez de “Eferalgan”, y que reposara cómodamente.

Álvaro más contento que Michael Jackson en una guardería se montó en su súper patinete y se fue a la playa para matar el tiempo. Todo le había salido a pedir de boca, lo que no sabía el tonto es que el examen era el Viernes y no el Jueves.

En la playa, se puso en gayumbos, eran unos bóxer que por el tamaño parecían de Ken, si ese, ¡el de las barbies joe!, dio dos pasos en la orilla en la playa de Valdelagrana, donde ya le cubría del todo (no era muy difícil), con tal mala suerte de que le pico una medusa, que debido a su envergadura, le causó un enrojecimiento y una hinchazón en la mitad de su cuerpo, con tan mala pata, que un pescador que pasaba por allí, lo confundió con una especie marina, y le metió tal arponazo que lo clavó como a un pinchito. Cuando el pescador se dio cuenta de que no era una especie marina, creyó que era un bombero torero, y se largó “por patas”, porque había escuchado que los enanos tenían muy mala leche, así que lo dejo allí tirado.

Cuando lo encontraron, lo llevaron al hospital, donde estuvo ingresado 23 días 4 horas y 6 minutos, con tan mala suerte para sus padres, que salió ileso.

Hasta la actualidad llevó una vida corriente, y aprendió, la lección: “Si finges o mientes, te dan un arponazo”. Hoy en día Álvaro, tiene 25 años y trabaja como presentador del programa de Canal Sur “Enanitos por el Mundo”, está casado con Almudena Martínez, la “Chiqui”, son felices, y están a la espera de un “pequeño” renacuajo.



martes, 24 de marzo de 2009

Patito Feo Humano

Eustaquio Esperpento Asegurado (Garganta de la Olla, Cáceres, 1984 – Villanueva del Trabuco, Málaga, 2009), repartidor de bastoncillos del oido, escritor y feo.


El día de su primera firma de libros.

Biografía.

Eustaquio siempre fue el típico chaval centro de las burlas de cuantos le rodeaban, no le bastaba al chiquillo con ser feo, canijo, y llevar gafas, sino que además desde pequeño fue demasiado alto, lo cual le dotaba de unas horribles “hechuras” al andar.

Cuando empezó a rodearse con gente con una nimia capacidad de pensar y de articular palabras, se dio cuenta de que durante sus 5 años de corta vida había vivido una gran mentira. Ahí se dio cuenta porque su madre no le sacaba nunca a pasear, y no era precisamente por aquel virus mortal que su madre le hizo creer que existía que solo atacaba a los menores de 5 años llamados Eustaquio.

Eustaquio, feo como su nombre y como el pequeño del “Dúo Sacapuntas”, debido a su vocabulario adquirido en clase y al adquirido debido a la multitud de insultos y burlas que había sufrido en sus carnes, aprendió un sinfín de palabras e intentó curtirse de ellas para relacionarse con la gente, y después de pasar una época aclimatándose a que lo tocaran con palos y no lo miraran a los ojos, comenzó a relacionarse con gente de su clase, lo cual, todo hay que decirlo, le llevo años de práctica.

El chaval la verdad que echaba “pa” atrás, además, en el momento de la pubertad parecía un “Ferrero Rocher” del Mercadona, pero bueno, era gracioso. Sus continuas auto burlas que se hacía debido a la experiencia adquirida de infinitud de burlas les resultaban graciosas a los demás, los cuales, después de un tiempo escuchándolo empezaron a mirarlo a los ojos (con gafas de sol, por si acaso) y empezaron a tocarle solamente con guantes de lana, prescindiendo así de los palos de punta afilada.

Poco a poco, iba soltándose el chaval, se fue haciendo mayor y comenzó a tener amigos de esos que parecen de verdad. Ya la gente no usaba medidas protectoras contra él, incluso la gente ya le daba dos besos en vez de la mano. Sus amigos, eran muy listos, como Eustaquio era gracioso (y feo), no parecía tener vergüenza (o más bien, no podía permitírsela), era incitado por sus amigos a que en la discoteca, cuando bebiera más de una copa, les buscara hembras para ellos. Era la única cosa que sabía hacer bien, cuando se acercaba a hablar con un grupo de chicas, rápidamente se le acercaba un amigo del grupo y comenzaba a entablar conversación con las chicas, diciendo que Eustaquio, era su hermano y que tenía una grave enfermedad, por eso tenía esa cara. El caso es que las chicas se conmovían por la bondad del hermano no enfermo, y como eran demasiado listos (sus amigos), se solían colocar al lado del engendro, resaltando su belleza al infinito por cien. Así, follaban fijo.

Eustaquio se fue haciendo mayor, dando así un Zas en toda la boca a todos aquellos que decían que “los perros no viven más de 20 años”, y el chaval, con mucho tiempo libre, debido a que solo tenía amigos los sábados noche, decidió escribir su propia biografía, la cual fue publicada por una editorial que encontró en aquel texto sobre los 23 años de la vida de aquel “bicho”, un pilón para hacer dinero como libro de comedia.

El libro fue un éxito, la recopilación de auto burlas, burlas efectuadas contra él de demás personas, el trato que le habían dado las personas, y las historias de las salidas nocturnas, le pareció a la gente súper graciosa, y él, creyendo que lo que le ocurría era lo normal, no llegaba a entender tanta gracia, aun así, cuando empezó a ver billetes caer del cielo, hizo caso omiso a la ignorancia de la gente de que así había sido realmente su vida, y comenzó a vivir la vida.

En esos momentos era famoso, muy feo o todo lo que tú quieras, pero famoso, y te puedo asegurar, yo, que fui uno de sus amigos que se aprovechó de él, que el tío “jincó” más y con mejores tías que muchos de nosotros. ¿Lo que hace el dinero y la fama eh? Bueno y también unas lentillas, gimnasio, y taparte media cara con el flequillo, eso también, también.

Lamento comunicaros, que este espécimen murió atragantado con un hueso de aceituna, mientras realizaba una firma de libros en Villanueva del Trabuco, Málaga, a la edad de 25 años.


Obras

- Eustaquio y su vida, menuda movida (2007).


miércoles, 11 de marzo de 2009

Monólogo de Amor.

¿Te imaginas despertar y encontrarte de repente frente la Gran Pirámide de Giza, los jardines Colgantes de Babilonia, la Estatua de Zeus en Olimpia, el Sepulcro de Mausolo, el Coloso de Rodas y el Faro de Alejandría todas delante de ti?

Sí, me refiero a las “Siete maravillas del mundo”, las originales, aquellas obras arquitectónicas que los helenos consideraban dignas de visita, por ser para ellos monumentos a la creación y al ingenio humano.

¿Lo imaginas?

Pues aunque lo que te diga suene ridículo, despertar así no me es más gratificante, ni más precioso, que el hecho de que lo primero que vea al despertar sea tu lindo rostro.

sábado, 7 de marzo de 2009

Microrrelato-Adiós













ADIÓS

Por allí venia Claudia, caminaba hacia mí, decidida y mascullando algo entre dientes. Su mirada impasible, miraba al suelo, como si esperara que el momento pasara lo más rápido posible.

El miedo reinaba en mi cuerpo, aquellas palabras que me había dicho antes por teléfono me daban un pavor sorprendente. Pululaba aun por mi mente aquel “tengo que hablar contigo” con aquel tono frio, seco, y rotundo con el que había empleado sus palabras.

De repente estaba frente a mí, me dio dos besos y se dirigió a mí:

“Vamos a aquella cafetería, hablaremos mejor sentados mientras tomamos un café”.

Asustado asentí, no pude articular palabra, simplemente obedecí.

Sentados, tomábamos aquel café sin articular palabra, con la sensación en el ambiente de que algo no iba bien. Cuando daba un sorbo de aquel café, el cual se me hacía más amargo de lo que aun era, me agarro de la mano derecha con fuerza y se dispuso a hablar. El nerviosísimo recorría cada centímetro de mi cuerpo, intentaba mostrarme sereno, pero me era imposible. Miré a sus ojos color cielo, e intenté escuchar sin demostrarle miedo. Comenzó a hablar:

“Pablo, esto que te voy a contar, sé que no te gustará, pero creo que es la mejor decisión que puedo tomar. Lo nuestro se acabará, me ha surgido trabajo en Francia, y es una oportunidad que no puedo, ni quiero desaprovechar, siento mucho que todo este cuento de hadas acabara así, te puedo asegurar que han sido los mejores 3 años de mi vida.”

Hizo una parada, dio un sorbo nuevo a su café con leche y siguió hablándome, con la mirada fija hacia mis ojos, ojos que estaban viendo algo que nunca imaginaría que verían. Prosiguió:

“Debes continuar tú solo, eres fuerte, y sé que podrás hacerlo. Me voy mañana, sabes que no me gustan las despedidas, así que me despediré de esta manera, sin abrazos, sin besos, de una forma fría. No te molestes en llamarme, ni de buscarme, no dejaré que me encuentres. Deshazte de las cosas que están en tu piso, borra todo lo que pueda recordarte a mí, pero por lo que más quieras, no dejes rastro de mí, pienso desaparecer de tu vida ahora, y quién sabe si para siempre. Lo siento de verdad, lo siento. Ahora, no quiero verte llorar, ni siquiera quiero que digas nada, solo que calles y aceptes lo que he decido. Nunca te olvidaré. Adiós mi amor.”

Ante mi mirada atónita y mi cara perpleja, me dio un último apretón a aquella mano, se levantó y se fue caminando decidida hacia el fondo de la calle. No podía creerme aquello que me estaba sucediendo, todo se había esfumado como el humo de un cigarro, tan rápido, tan cruel…., pero no quedaba más remedio que asimilar aquello que estaba viviendo.

Tras doblar ella aquella esquina, se que nunca más oiría su voz, ni tampoco olería su maravilloso perfume, y tampoco volvería a ver su preciosa cara….Perplejo, y pellizcándome los brazos imaginando estar en un sueño, me levanté, pagué aquellos malditos cafés, y empecé a andar dirección a mi hogar, mi ahora, maldito hogar.

No sabía qué hacer en aquellos momentos con mi vida, pero una casa tenia clara, no podía tirar la toalla, desde pequeño me enseñaron a mirar siempre al frente y no desfallecer, y eso haría, no sé cómo, pero lo haría. Pensándolo bien solo tenía 32 años, y sabiendo que me quedaba aun mucho por caminar, ¿qué sentido tendría una rendición?

viernes, 6 de marzo de 2009

Razones por las que escribo.




Escribo, para matar el tiempo.

Escribo, para ordenar palabras que formen oraciones armoniosas.

Escribo, para secar mi mente.

Escribo, para espolvorear al mundo con todo aquello que guardo dentro.

Escribo, para soñar lo insoñable.

Escribo, para sentir intensamente.

Escribo, para suspirar profundamente.

Escribo, para vivir en unos versos.

Escribo, para no caer nunca en el olvido.

Escribo, para llorar sin lágrimas.

Escribo, para reír sin carcajadas.

Escribo, para contentar al alma.

Escribo, para justificar el insomnio.

Escribo, simplemente, escribo.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Medios de Comunicación

MEDIOS DE COMUNICACIÓN

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He nacido en el 89, por lo que mi vida aun es corta, y poseo poca experiencia como quien dice respecto de los medios de comunicación, pero bien es cierto, que no conformado con un padre, una madre y dos hermanos mayores, me ha surgido un padre nuevo: la televisión, dos tíos nuevos: la radio y la prensa, y un hermano pequeño: internet.

Mi vida, a pesar de ser corta, siempre ha estado dirigida por estos medios, que se han convertido en consejeros a la par que buenos amigos, y si no díganme: “¿Quién no recuerda horas y horas frente a la televisión?” En estas horas y horas crecí viendo a Barrio Sésamo, a Leticia Sabater, y debido a mi proximidad geográfica, a la Banda del Sur.

La televisión ocupaba la mayor parte del tiempo, aunque también he de decir, que siempre fui un chico inquieto, y con intereses algo raros no acordes a mi edad, en definitiva, que creo que era el único crío que leía el periódico y escuchaba la radio encerrado en el coche de mi padre, gastándole así la batería (Buenas broncas me llevé).

A medida que iba creciendo, fui teniendo más uso de razón y por tanto era menos susceptible de lo que me dijera la “caja tonta”, aunque quizás estuviese ya demasiado influenciado y condicionado a ella. Recuerdo los temas de conversación en la calle, a la hora de comer en mi casa, y en infinitud de lados, y la mayoría eran fruto de los medios de comunicación, incluso las opiniones que vertíamos sobre diversos asuntos, eran similares a la que decían los expertos de la materia a tratar en los respectivos medios de comunicación.

Nunca entendí como pudimos ser devorados por algo creado por nosotros, de una forma tan lenta y tan dolorosa, puesto que para mí, y creo que debería ser para todos, el que condicionen nuestra forma de pensar de esa forma “poquito a poco”, y, u opinar es algo tremendamente triste y bajo mi punto de vista, podría ser comparado como ir convirtiéndonos en cadáveres vivientes, comandados por los imperantes mandatarios que nos dirigen desde lo alto del despacho de esos “magníficos” medios.

Es cierto que la tele fue el medio más influyente y quizás lo siga siendo en la actualidad, por ser el medio que menos trabajo de a la gente y el más “divertido” , puesto que no es como la radio, en el que debemos agudizar los oídos, o como la prensa, en el que tenemos que leer, y eso obviamente supone un esfuerzo de la vista, ya que todo lo que sea leer más de una línea, nos supone algo similar a levantar 1000 kilogramos con una mano.

En la actualidad, ha surgido otro medio, que ha venido creciendo, desde hace varios años, y que es el infinito mundo de internet, para mí, sinceramente lo más grande jamás inventado, y es que a parte de fomentar las relaciones sociales entre la gente, y ver porno gratis (fuera aparte bromas), tenemos un abanico de posibilidades que nunca se cierra respecto a información actualizada cada minuto, y la posibilidad de juntar todos los medios de comunicación en éste, con la facilidad de un solo click.

Es grande esto del internet, y algún día desbancara a todos los demás medio, de una forma espectacular, de tal manera que cuando te hablen de un periódico te suene tan arcaico, a como cuando te hablaban de mamuts, mismo caso me refiero con la radio. Con la tele, esto quizás jamás ocurra, dado lo que comentaba antes de comodidad, de diversión, de ver “el cine en casa”, y que mientras sigamos siendo caníbales de desgracias humanas, la seguiremos viendo, ya que en la tele, se nos venden las desgracias al por mayor y dirigidas a todo tipo de sectores, siendo esto sinceramente vergonzoso, indecorosamente vergonzoso.

Como he comentado antes, he crecido con la tele, y a veces pasaba el rato con la prensa y la radio, pero he obtenido mi madurez con internet, éste se convirtió en uno de mis mejores amigos, y en el único para otras muchas personas, y lo consideré como a un hermano, pequeño por la edad, pero mayor por su madurez. Me enseñó mucho, pero me hizo la vida tan, tan cómoda, que creo que consiguió abrirme posibilidades, a la par que me hizo perder ambición por ponerme demasiado fácil “buscarme las papas”, como diría mi abuelo.

En definitiva, haciendo una referencia a la evolución de los medios de comunicación y a como nos influyen podríamos decir, que los medios han ido evolucionando de la simplicidad a la complejidad y pasando a tenor del tiempo a tener una distracción mayor, siendo más fácil el uso para las nuevas generaciones que para las viejas, aunque hay que reconocer, que el encanto de los medios de comunicación más arcaicos, no lo poseen los más nuevos, y respecto a cómo nos influyen, es algo complejo, puesto a que a cada persona lo influye más o menos, pero sí que es cierto, que tienen gran repercusión sobre la raza humana en un sentido general, haciéndole decidir que ver, como pensar, que decir, que hacer, teniendo una gran faceta directriz en nuestras vidas, y siento tener que haber dicho todo esto, pero es la realidad y me da a mí que somos unas pobres marionetas… y para despedirme, lanzo una pregunta que es la siguiente: ¿dónde hemos dejado nuestra propia personalidad, nuestra propia decisión, la encontraremos en Google?

Minificción-Márgenes

Márgenes

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Me crié en el centro del mundo, o al menos eso creí, mi vida siempre fue de tal comodidad, que nunca vi necesario salir de mi zona, y conformidad ignorante poseí, porque todo lo que tenía, me impidió querer o mejor dicho tener la necesidad de buscar algo más allá de la zona en la que hice mi vida.

Que arrepentimiento tengo cuando pienso en que perdí 21 años, creyendo que donde realizaba mi vida cotidiana se podía considerar como el centro del universo, donde todo lo que se alejaba a ello perdía sentido, y era insulso y soso como la comida de los hospitales.

Razón tenía mi mejor amigo Alfredo, cuando decía que “Cuando el sabio señala a la Luna, el tonto mira al dedo”, aunque he de reconocer, que él no escribió eso, quizás lo leería en un sobre de azúcar de cualquier cafetería, pero el caso es que sí, que tenía razón, y he aquí el tonto, yo.

Un día por casualidades de la vida, me quedé dormido en el Bus, y acabe en la última parada de mi ciudad, sin posibilidad de volver a casa, a no ser que fuera andando, puesto que la hora del Bus había terminado ya. Situado a las afueras de mi ciudad, “al margen de la civilización” como yo pensaba, se planteaba ante mi toda una aventura, me sentía como una gacela a punto de ser devorada por cualquier león, y sentía que todo a unos kilómetros de mi casa, era tan, tan diferente que no tenía sentido que existiera tal complejidad.

Como buen ignorante que era, todo lo ajeno a mí, era despreciable, así que comencé a preguntar a viandantes que encontraba por aquellos “márgenes” de la civilización, como se llegaba a la calle donde habitaba. Cuál fue mi sorpresa que al ir avanzando por aquellas calles simples, reales, y dotadas de peculiaridades que nunca jamás pensé que pudiesen existir, fui cayendo en el embrujo de lo desconocido, de lo nuevo, y sin darme cuenta, quedé atrapado en sus calles queriendo probar el elixir de tan jugoso y dulce pero amargo caramelo.

Después de aquel día mi vida cambió, seguí huyendo de mi zona, la cual consideraba ahora aburrida e insípida, para visitar lugares impensados por mi hace unos días, emprendiendo siempre que podía viajes inimaginables a lo desconocido, e intentando vivir al margen de lo que fue mi realidad.

Microrelatos: Infancia Robada - Flechazo Veraniego

INFANCIA ROBADA

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Llovía a raudales aquella noche en Marzo, en un bosque cercano a la playa se encontraban Marcos y Edu, dos jóvenes de 15 años. Entre lágrimas los dos, se disponían a enterrar a una chica de 14 años en un agujero cavado por ellos bajo un gran árbol frondoso. No sabían que les estaba ocurriendo, habían perdido el control de la situación. Marcos estaba enterrando a la chica que en esos momentos era su novia, mientras que esa misma chica también era la mejor amiga de Edu.

La noche anterior, se habían emborrachado y se habían montado en una moto los 3, se cayeron, con tan mala suerte de que Eva se dio un golpe en la cabeza y falleció en el acto. Sin ellos mismos entender por qué, decidieron no afrontar los problemas y deshacerse del cuerpo, quizás por miedo a arruinar su vida, o quizás por decepción y vergüenza ante sus más allegados, el caso es que era demasiado tarde para parar lo que ya habían comenzado.

Con gran esfuerzo, horas más tardes consiguieron deshacerse del cuerpo sin apenas dejar pista, o al menos eso creían ellos, puesto que no se imaginaban lo que el destino les deparaba…

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FLECHAZO VERANIEGO

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Era verano, 11 de agosto de 2007, una calor asfixiante en la costa gaditana. Aun puedo recordar el sitio en el que me coloqué para hacer el botellón, la compañía, incluso lo que bebía.

Estaba de repente ahí, cuando de repente la noche se hizo día, el calor asfixiante se convirtió en una brisa de aire fresco, y el olor a sudor de la gente, se convirtió en olor a Rosas Rojas, era ella. Llevaba un traje marrón, destacaba su figura caracterizada por esas pequeñas piernas tan perfectas, llevaba el flequillo aun cortito, y llevaba estrellas en los laterales de aquellos ojos pintados de negros, mientras, su piel bronceada y dorada por el sol, invitaba a que la mirase.

Me temblaban las piernas, no sabía que me ocurría, tanto tiempo esperándola y de repente la encontraba. Cuando la tenía frente a mí, las piernas me temblaban y el pulso se me aceleraba, estaba viendo un ángel y no sabía que decir. Entonces ella rió, y vi esa preciosa sonrisa, llena de descaro y desparpajo, que me terminó hacer perder la cabeza, y fue desde ahí que supe que si, que era ella, la MUJER DE MI VIDA.

Carta de un Huérfano Parricida.

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Para no dar lugar a malentendidos, he de recalcar, que todo lo expuesto en este texto es totalmente ficticio.


Hola mamá,

Siento haberme ido así de casa, pero no podía mirarle más a la cara, los golpes que te atizaba me estaban causando moratones emocionales, y tenía miedo a hacer cualquier locura, no aguantaba más la forma en que te trataba, ni el desprecio con el que te hablaba como si fueras un ser inanimado. Juré hacia mis adentros, que esto no volvería a pasar, que ese cabrón no te volvería a tocar ni a abusar de ti de esa manera, pero el respeto que me infundió, asimismo como el temor a hacerle frente desde que tuve uso de razón, me pesa como sacos en la espalda.

Te miro y siento odio, rabia, ira, pero lo que más siento es impotencia, puesto que me veo incapaz de tomar una decisión y devolverle todo multiplicado por infinito de lo que te está haciendo, pero madre, no puedo, me encantaría hacer algo, y ojalá algún día pueda hacerlo y consiga quitarme esta losa de hormigón que pesa sobre mi espalda, pero de momento no puedo, y me pregunto si, ¿es por esto qué soy un cobarde mamá?

Siempre me alegré de haber vivido, de haber mamado de tus pechos, y de haberme alimentado de tu cariño y tener tu sangre, de que hayas sido la persona con mas amor para regalar, y que, sin embargo, el nunca apreció, pero lo cierto es, y últimamente y más que nunca ronda esta idea por mi cabeza, es que me encantaría que me hiciesen una transfusión de sangre, para limpiarme toda aquella sangre envenenada que él, como progenitor me ha dejado en maldita herencia a mí y a mis condescendientes, quedándome solo con tu bendita sangre.

Madre, te prometo que algún dia volveré, y que todo esto habrá acabado, estoy seguro que tu y yo podremos ser felices, sin tenerle miedo a ese animal, que pronto el desaparecerá y entonces nosotros podremos tener vidas normales, mientras tanto mamá, intentaré de una vez por todas curarme de esas heridas subyacentes a la piel que tengo, y poder recuperarme, para que me vuelvan a crecer alas, para poder volar contigo. Perdóname por huir y abandonarte mamá, pero espérame con los brazos abiertos y con fuerzas de poder agarrarme para que vueles conmigo. Te quiero.

Este joven nunca pudo volar con su madre, y actualmente, se encuentra sin una “vida” que el intentó recuperar, puesto que está encerrado en una cárcel española por haber asesinado a su padre, tras haber este matado a su madre a golpes.