miércoles, 4 de marzo de 2009

Microrelatos: Infancia Robada - Flechazo Veraniego

INFANCIA ROBADA

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Llovía a raudales aquella noche en Marzo, en un bosque cercano a la playa se encontraban Marcos y Edu, dos jóvenes de 15 años. Entre lágrimas los dos, se disponían a enterrar a una chica de 14 años en un agujero cavado por ellos bajo un gran árbol frondoso. No sabían que les estaba ocurriendo, habían perdido el control de la situación. Marcos estaba enterrando a la chica que en esos momentos era su novia, mientras que esa misma chica también era la mejor amiga de Edu.

La noche anterior, se habían emborrachado y se habían montado en una moto los 3, se cayeron, con tan mala suerte de que Eva se dio un golpe en la cabeza y falleció en el acto. Sin ellos mismos entender por qué, decidieron no afrontar los problemas y deshacerse del cuerpo, quizás por miedo a arruinar su vida, o quizás por decepción y vergüenza ante sus más allegados, el caso es que era demasiado tarde para parar lo que ya habían comenzado.

Con gran esfuerzo, horas más tardes consiguieron deshacerse del cuerpo sin apenas dejar pista, o al menos eso creían ellos, puesto que no se imaginaban lo que el destino les deparaba…

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FLECHAZO VERANIEGO

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Era verano, 11 de agosto de 2007, una calor asfixiante en la costa gaditana. Aun puedo recordar el sitio en el que me coloqué para hacer el botellón, la compañía, incluso lo que bebía.

Estaba de repente ahí, cuando de repente la noche se hizo día, el calor asfixiante se convirtió en una brisa de aire fresco, y el olor a sudor de la gente, se convirtió en olor a Rosas Rojas, era ella. Llevaba un traje marrón, destacaba su figura caracterizada por esas pequeñas piernas tan perfectas, llevaba el flequillo aun cortito, y llevaba estrellas en los laterales de aquellos ojos pintados de negros, mientras, su piel bronceada y dorada por el sol, invitaba a que la mirase.

Me temblaban las piernas, no sabía que me ocurría, tanto tiempo esperándola y de repente la encontraba. Cuando la tenía frente a mí, las piernas me temblaban y el pulso se me aceleraba, estaba viendo un ángel y no sabía que decir. Entonces ella rió, y vi esa preciosa sonrisa, llena de descaro y desparpajo, que me terminó hacer perder la cabeza, y fue desde ahí que supe que si, que era ella, la MUJER DE MI VIDA.

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