jueves, 15 de octubre de 2009

El aleteo de la mariposa



En la vida andamos eligiendo constantemente, desde que nos levantamos, hasta que nos acostamos. Decidimos sobre infinidad de cosas que pueden parecernos nimias como levantarnos un minuto antes o después, tomarnos una tostada con mantequilla o mermelada, a qué hora partir, que hacer, donde ir, a qué hora acostarnos, de que postura, donde…. En fin, que si nos pusiéramos a poner las elecciones que tomamos a lo largo de un día podríamos llevarnos hasta mañana.

Yo, como inquieto y desesperante escritor, lanzo una pregunta, ¿os habéis parado a pensar como cambiarían las cosas si tomáramos una u otra pequeña decisión? Y es que no paro de darle vueltas a lo que dice la teoría del caos que es lo siguiente: “el simple aleteo de una mariposa puede desencadenar un huracán en el otro extremo del mundo”, y bien cierto que es, ponte a pensar y descubrirás que gran relevancia tienen esos pequeños actos que omitimos o dejamos de omitir.

Piensa que si hubieras salido a comprar el pan 5 minutos antes, quizás hubieses podido ayudar a aquella anciana que cayó y estuvo 5 minutos sin socorrerla nadie, o piensa que si quizás hubieras conducido 5 minutos después, no hubieras tenido aquel accidente, o piensa que si quizás, no hubieras comido aquella tostada de mermelada que estaba caducada, no hubieras estado en el váter aquella tarde durante 20 minutos, y por tanto no te hubieras perdido aquel bus, que chocó contra un muro de carga.

Piensa y te rayarás, que incierto es el futuro, y que de momentos cruciales sufrimos a lo largo del día en cada segundo que transcurre.

Quien sabe cuántas de estas nimiedades, han podido cambiar nuestro sino y nuestra historia escrita desde hace años, quien sabe cuántas guerras se han ganado o perdido por ir al baño en el momento adecuado, y quien sabe cuántos héroes pudieron morir en la guerra por hacer un movimiento a la derecha en vez de a la izquierda, y si siguiéramos enumerando momentos, tardaríamos años en terminar. Que rallante todo de verdad, ¡que rallante coño!

No hay comentarios:

Publicar un comentario